Contacto
Portal de transparencia
Skip to main content

LA USO HACE BALANCE DE LA ÉPOCA DE PELIGRO ALTO DE INCENDIOS FORESTALES DE 2023

 El pasado 15 de octubre de 2023 y tras más de seis meses de trabajo en labores de extinción y vigilancia, el operativo INFOEX finalizó la EPA 2023.

Podemos afirmar que ha sido una EPA tranquila, marcada por las precipitaciones tardías al inicio del verano, y un buen comienzo del otoño, lo que ha supuesto una disponibilidad del combustible y unas condiciones para el desarrollo de los incendios forestales muy favorable para nuestro operativo.

Sin embargo, no debemos obviar de dónde veníamos: en mayo sufrimos un incendio que afectó a las zonas de Hurdes y Gata con más de 11.000 ha calcinadas. Incendio que volvió a dejar al descubierto todas las vergüenzas del INFOEX.

En primer lugar, pese a declararse EPM a principios de abril, condicionando enormemente la conciliación personal de los trabajadores que componen el operativo, dado que no se permite el disfrute de vacaciones en un periodo que, en este caso, abarcó más allá de los 6 meses, se vio como a la hora de la verdad las unidades estaban totalmente mermadas (muchas unidades con tan solo 2 o 3 Bomberos Forestales fueron movilizadas al gran incendio de las Hurdes) , lo que nos lleva a un escenario con un sistema de trabajo totalmente erróneo que limita la libertad de los trabajadores para disfrutar de su tiempo libre, pero no mejora el operativo en caso de necesidad.

En segundo lugar, quedó patente el total descontrol que reina en cada incendio, que a falta del preceptivo plan de operaciones que debe existir en cada incendio, nos encontramos con unidades trabajando totalmente aisladas y sin supervisión de ningún responsable, lo que supone un enorme riesgo para los combatientes. Situación que es recurrente en cada incendio, no sacando ninguna lección aprendida de los incendios del 2022.

Por último, el sistema de trabajo basado en la disponibilidad ha evidenciado una vez más el colapso del operativo en las primeras horas de intervención que, pese a realizar jornadas de trabajo que superan con creces las 24 horas consecutivas, hace necesario el desplazamiento de medios desde la punta más alejada de la región y pernoctas de los combatientes durante varios días seguidos, sin que ello redunde en la mejora de la extinción.

Aspecto importante es ver como compañeros de más de 60 años siguen estando en primera línea de fuego, lo que supone un enorme peligro para la extinción dado que, aunque la forma física sea aceptable, los reflejos ya no son los mismos y unido a situaciones de incendios nocturnos con terrenos escarpados, puede suponer una verdadera ratonera para ellos.

Seguimos teniendo un tipo de formación que, aparte de resultar enormemente cara debido a los desplazamientos que los trabajadores deben de realizar de forma individual a Cáceres o Mérida, dejando a las unidades de trabajo sin vehículos para realizar los trabajos preventivos, ni de lejos se adapta a las necesidades reales del operativo, lo que genera hastío y rechazo en los trabajadores.

El estado de las instalaciones es ya totalmente inasumible, con centros de trabajo en total estado de abandono que no cumplen con las mínimas condiciones para desarrollar la labor diaria y con accesos a los puestos de vigilancia intransitables para los compañeros que tienen que acceder con sus coches particulares.

Se hace necesario abordar la problemática que afecta a los compañeros del 50%, personal que solo desarrolla su labor desde junio a noviembre, siendo imprescindible que se alargue su contrato a todo el año, evitando, por un lado, que busquen otras alternativas laborales una vez que ya están formados e integrados en el operativo Y otro lado, la falta de estos compañeros deja las unidades muy mermadas que, en ocasiones, condiciona tremendamente los trabajos de extinción tanto en su semana de guardia de incendios, como en caso de declararse una EPM.

Insistimos, una EPA 2023 buena, tranquila, pero solo y exclusivamente gracias a las condiciones meteorológicas: hemos tenido incendios que en otras condiciones hubiesen vuelto a desembocar en la catástrofe del año 2022, ya que no se ha trabajado absolutamente en nada para estimar de manera crítica cuáles fueron los errores y aciertos en el año 2022, qué nos llevó a ello y en qué dirección debemos progresar para que no se repitan.

Cada año tenemos un peor escenario en nuestros montes con un operativo que no ha sabido evolucionar y que sigue anclado en el ICONA de los años 80, que pretende resolver el problema de los incendios con la contratación de más medios aéreos (somos el país del mundo con más medios aéreos por hectárea), sin tener en cuenta la severidad de los incendios de invierno o la paradoja del fuego como cuestiones que podrían ayudar a revertir la situación actual.

Iniciamos una Época de Peligro Bajo con lluvias, tranquila y que debería servir para trabajar en formación, simulacros, buscar alternativas a la enorme disponibilidad existente que hace que los Bomberos/as Forestales deban estar atados a un teléfono sin poder disponer de tu tiempo libre, lo que impide conciliar la vida personal. En definitiva, adecuar el operativo a las necesidades reales que permita dar una mejor respuesta en caso de episodios de incendios, independientemente de la fecha en la que se produzcan.

Nuestra región se merece de una vez avanzar en la gestión del fuego, dejar de pensar en cómo estirar un sistema caduco e ineficaz, en el que la administración del personal se realiza sin la más mínima empatía, a base de órdenes sin sentido y basadas en restringir los derechos de los trabajadores una y otra vez sin que ello sirva para mejorar el operativo.

Volverán las condiciones idóneas para que se den grandes incendios sin que hayamos aprendido nada del pasado, donde volverá el colapso del operativo, las interminables jornadas en el frente de llamas, el descontrol en cada incendio y, lo que es peor, las situaciones de riesgo para los combatientes por la falta de planificación de la extinción, sin que se haya trabajado de manera crítica en la resolución de problemas.

No podemos finalizar sin dar las gracias a todo el personal de vigilancia y extinción, mecánicos y emisoristas, que, año tras año, pese a sufrir una falta total de empatía y reconocimiento por parte de la administración y soportando unas condiciones nefastas en cuanto a conciliación de su vida laboral y privada, se entregan en cuerpo y alma a la defensa de nuestro entorno rural y forestal. Solo esperamos que su total dedicación y vocación sean algún día correspondidas como se merecen.

Comparte esta noticia: