Me he convertido en sindicalista, sí. Arquitecta y sindicalista, las dos cosas conviene recordar. Lo de mencionar mi profesión es importante ya que mi hija se empeña en decir que ya no soy arquitecta porque trabajo haciendo otras cosas que no son de arquitecta, qué locura.
El viernes pasado en la sede, uno de mis compañeros reciente sindicalista también, vino comentando una noticia de un periódico en la que otros sindicatos se hacían denominar “sindicatos de clase”, a lo que otra de mis compañeras, (también nueva), respondió que a ella un trabajador perteneciente a otro sindicato le había dicho que el nuestro no lo era. Y eso, ¿era bueno o era malo?
Yo que soy de dedos rápidos tecleé en mi ordenador, dentro de una barra de búsqueda, “sindicatos de clase”, a lo que el buscador me regaló una larga lista de entradas en las que su enunciado añadía “o sindicatos horizontales”. ¡Ah!, pensamos, los verticales son como los del franquismo entonces. Pero si no somos ni de clase ni horizontales, ¿cómo vamos a ser verticales?
Seguimos leyendo entonces y en nuestra lectura comprendimos que los verticales incluyen a la patronal y, por tanto, son menos reivindicativos y nunca llegan a la huelga, ni los trabajadores se enfrentan a su empleador para no causar conflictos. Pues no parece que sea nuestro caso, decimos, nosotros somos muy reivindicativos y vamos a la huelga, además no incluimos a la patronal ni suscribimos ningún acuerdo con ningún gobierno ni central ni autonómico ni municipal. Bueno, es que además somos apolíticos. De esto último podemos dar fe, ya que en las últimas elecciones ha habido diversidad de opiniones y multitud de conversaciones con puntos de vista muy distintos, incluso, contrapuestos.
Los sindicatos horizontales, en cambio, sólo están formados por los trabajadores y en su lucha por la mejora de las condiciones laborales incluyen acciones muy variadas, entre ellas la huelga, porque no temen el conflicto. Mmm… pues ahí sí nos vemos reflejados.
Entonces, ¿a qué sindicato pertenece la persona que vertió tal afirmación? ¿Por qué no consideraba que fuéramos “de clase”? ¿Es que el resto de trabajadores opina lo mismo?
En nuestra conversación, que se convirtió en desvarío y luego en risas, pasamos por cuestionarnos qué es lo que pasa con el resto de organizaciones sindicales y por qué nosotros como trabajadores llegamos hasta donde estamos.
Los que nos metimos en este proyecto nuevo no nos sentíamos representados por ninguno de aquellos sindicatos que se denominan “de clase”, porque no solucionaban nuestros problemas y estaban alineados con nuestro empleador hasta límites escandalosos. Nuestro sindicato, no mayoritario busca los problemas que existen en los centros de trabajo, intenta resolver los conflictos y combatir las desigualdades. En los pocos meses que estamos montados en este barco hemos vivido varias huelgas en diferentes sectores dentro de la región Extremeña. Estamos limitados respecto a los sindicatos mayoritarios, no tenemos tantos afiliados, ni recibimos subvención alguna, contamos exclusivamente con las aportaciones de los afiliados. Esto nos hace ser muy cautos con las compras de material y con los gastos en general.
Finalizando la disertación, nos preguntamos si aquellos que están alineados con una ideología política en el poder tienen algo de vertical, o el hecho de recibir subvenciones a cambio de favores o prebendas es considerado como una inclusión de la patronal dentro de la organización. En definitiva, nos preguntamos si aquellos “horizontales” o “de clase”, tan numerosos en afiliación y representación, en los que no nos sentíamos representados, tienden a la “verticalidad”.
PCM